Santo Domingo.- A propósito de las inundaciones ocurridas el pasado 4 de noviembre, que provocaron la muerte de 9 ciudadanos y significativos daños materiales, el arquitecto y urbanista Marcos Barinas Uribe compartió las razones por las cuales se inundó la capital dominicana.
“La ciudad de Santo Domingo se inunda porque tenemos varias décadas de negligencia con el tema de los sistemas de drenaje, no solo el pluvial, que fue el protagonista de los eventos del viernes 4 de noviembre, sino también el sanitario que de alguna manera siempre tiene prioridad”, explicó Barinas Uribe.
Señaló que la zona tiene la gracia de tener una ubicación privilegiada porque Santo Domingo está frente al mar y la topografía (la manera en la que se comporta el suelo) va bajando hacia ese mar: “De manera que, la mayoría de las aguas superficiales de lluvias bajan por gravedad hacia afuera de la ciudad, y lo mismo ocurre con la contaminación”.
“En los años 70 el polígono central era un desarrollo de viviendas aisladas, casas en un solar, con un patio posterior y frontal y cuando llueve, el agua que cae del cielo, su ciclo natural es que cae en el piso y va a querer ir al subsuelo y cuando no encuentra ese suelo natural trata de buscar por donde salir”, explicó.
Manifestó que en esa época el sistema de drenaje pluvial era suficiente, compuesto de contenes, un imbornal y filtrante, pero que ahora es rudimentario: con un contén, cuneta donde se dirige el agua hacia una parrilla y dentro de la misma hay un tubo que inyecta el agua al subsuelo, que en los años 70 y 80 funcionaba para la densidad y el patrón que había.
“Pero ahora, con todos estos proyectos de torres, nuevos espacios públicos donde se han robado todas las aceras y donde el sistema vehicular y los parqueos son más importantes que los espacios de la gente, el agua cae y no tiene a dónde ir… qué hace: va a la calle a inundarla”, explicó.
Añadió que ese exceso de pavimentación ha provocado que el sistema de drenaje sanitario de Naco, Piantini, Serrallés, Evaristo Morales, Paraíso, etcétera, es insuficiente para resolver ese problema y es, increíblemente vulnerable, porque hasta con una botellita que se tire en un contén, se puede tapar el filtrante.
Tres niveles en los que hay que trabajar
El arquitecto y urbanista Marcos Barina Uribe explicó que hay que trabajar en tres niveles para buscar solución a las inundaciones y mejorar la ciudad: el global, con el ordenamiento territorial; el de las autoridades, que deben trabajar en mejorar la ciudad con planes a favor de los drenajes pluvial y sanitario, así como los ayuntamientos con las normativas y los planeamientos urbanos; y lo que concierne con el cambio climático.
Manifestó que debe trabajarse una política local con el ordenamiento territorial que implique hacia dónde deben crecer las ciudades, porque entiende que en el país se construye hacia cualquier lugar, incluso hasta los que se inundan, como el caso de los cauces de los ríos, cañadas, etcétera.
Señaló que de lo que está seguro es que va a llover más y hay que tomar en cuenta que Santo Domingo no es la ciudad de antes.
Cuestionó la permisividad de las autoridades en cuanto a dejar hacer lo que quieran en cuanto a la planificación urbana, al señalar que “lo que exige el sector privado es que empecemos a construir y después veamos lo que ocurre, como ocurrió el viernes 4 de noviembre”.
Sectores populares tienen drenaje sanitario, no se inundaron
Esta ciudad tiene drenaje sanitario en los sectores más populares, Villa Juana, Villa Francisca, el Ensanche Ozama, Ciudad Nueva… esos barrios que también han sido abandonados por décadas por los ayuntamientos, no se inundaron, con un drenaje bastante viejo.
“El urbanismo no se equivoca, por ejemplo, Villa Francisca fue diseñada en 1912 y ese proyecto fue el que introdujo todo ese sistema sanitario, porque estamos hablando de que en el siglo XIX fue que se empezó a planificar urbanamente y esto fue importado desde Europa”, explicó.
Reiteró que es necesaria una ley de ordenamiento territorial que obligue a los ayuntamientos a planificar su crecimiento de manera ordenada, no por el sector privado impulsando sus intereses, sino los de la nación.
Llamó a entender que el crecimiento económico es deseado, pero que el mismo tiene que estar acompañado del bienestar físico de las personas, donde el drenaje pluvial y sanitario es necesario y prevalezca el sentido de “yo no quiero una gran torre, que no tenga esto”.
Finalmente, reiteró que la ley de ordenamiento territorial es clave y que Santiago es un ejemplo: “Santiago y Moca son una sola ciudad, ahí existen las tierras más fértiles y eso se está llenando de casitas y estamos desperdiciando las oportunidades que brinda el territorio, con áreas agrícolas… porque mientras más casitas, menos agua va al subsuelo”.