“En los años 70 el polígono central era un desarrollo de viviendas aisladas, casas en un solar, con un patio posterior y frontal y cuando llueve, el agua que cae del cielo, su ciclo natural es que cae en el piso y va a querer ir al subsuelo y cuando no encuentra ese suelo natural trata de buscar por donde salir”, explicó.
Manifestó que en esa época el sistema de drenaje pluvial era suficiente, compuesto de contenes, un imbornal y filtrante, pero que ahora es rudimentario: con un contén, cuneta donde se dirige el agua hacia una parrilla y dentro de la misma hay un tubo que inyecta el agua al subsuelo, que en los años 70 y 80 funcionaba para la densidad y el patrón que había.
“Pero ahora, con todos estos proyectos de torres, nuevos espacios públicos donde se han robado todas las aceras y donde el sistema vehicular y los parqueos son más importantes que los espacios de la gente, el agua cae y no tiene a dónde ir… qué hace: va a la calle a inundarla”, explicó.
Añadió que ese exceso de pavimentación ha provocado que el sistema de drenaje sanitario de Naco, Piantini, Serrallés, Evaristo Morales, Paraíso, etcétera, es insuficiente para resolver ese problema y es, increíblemente vulnerable, porque hasta con una botellita que se tire en un contén, se puede tapar el filtrante.
Tres niveles en los que hay que trabajar
El arquitecto y urbanista Marcos Barina Uribe explicó que hay que trabajar en tres niveles para buscar solución a las inundaciones y mejorar la ciudad: el global, con el ordenamiento territorial; el de las autoridades, que deben trabajar en mejorar la ciudad con planes a favor de los drenajes pluvial y sanitario, así como los ayuntamientos con las normativas y los planeamientos urbanos; y lo que concierne con el cambio climático.
Manifestó que debe trabajarse una política local con el ordenamiento territorial que implique hacia dónde deben crecer las ciudades, porque entiende que en el país se construye hacia cualquier lugar, incluso hasta los que se inundan, como el caso de los cauces de los ríos, cañadas, etcétera.
Señaló que de lo que está seguro es que va a llover más y hay que tomar en cuenta que Santo Domingo no es la ciudad de antes.
Cuestionó la permisividad de las autoridades en cuanto a dejar hacer lo que quieran en cuanto a la planificación urbana, al señalar que “lo que exige el sector privado es que empecemos a construir y después veamos lo que ocurre, como ocurrió el viernes 4 de noviembre”.
Sectores populares tienen drenaje sanitario, no se inundaron
Esta ciudad tiene drenaje sanitario en los sectores más populares, Villa Juana, Villa Francisca, el Ensanche Ozama, Ciudad Nueva… esos barrios que también han sido abandonados por décadas por los ayuntamientos, no se inundaron, con un drenaje bastante viejo.
“El urbanismo no se equivoca, por ejemplo, Villa Francisca fue diseñada en 1912 y ese proyecto fue el que introdujo todo ese sistema sanitario, porque estamos hablando de que en el siglo XIX fue que se empezó a planificar urbanamente y esto fue importado desde Europa”, explicó.
Reiteró que es necesaria una ley de ordenamiento territorial que obligue a los ayuntamientos a planificar su crecimiento de manera ordenada, no por el sector privado impulsando sus intereses, sino los de la nación.
Llamó a entender que el crecimiento económico es deseado, pero que el mismo tiene que estar acompañado del bienestar físico de las personas, donde el drenaje pluvial y sanitario es necesario y prevalezca el sentido de “yo no quiero una gran torre, que no tenga esto”.
Finalmente, reiteró que la ley de ordenamiento territorial es clave y que Santiago es un ejemplo: “Santiago y Moca son una sola ciudad, ahí existen las tierras más fértiles y eso se está llenando de casitas y estamos desperdiciando las oportunidades que brinda el territorio, con áreas agrícolas… porque mientras más casitas, menos agua va al subsuelo”.
Responsabilidad Social Corporativa y Medio Ambiental.
Armando Rodrìguez recordó que Seaboard contribuye con su programa de Responsabilidad Social Corporativa y Medio Ambiental inicialmente en las áreas de la educación y la salud, invirtiendo millones de pesos al año directamente en instituciones que proveen estos servicios a las comunidades.
Puntualizó que en Seaboard, que tiene su lema «Energía Limpia», no basta con preservar lo que se tiene o, como pudiera bien decirse, preservar lo que queda de lo que había, «sino que se debe recuperar donde es posible, recuperar espacios y recursos naturales para su preservación y disfrute por las generaciones futuras».
Recordó que Seaboard es una empresa de generación de electricidad con 33 años de operación en la República Dominicana, instalada en el río Ozama a partir del 1990 con plantas de generación de la mejor tecnología disponible, tanto en términos de eficiencia como en reducir el impacto ambiental de la operación de estas.
Asimismo, manifestó que Seaboard es la primera empresa del sector eléctrico en obtener su permiso y licencia ambiental, fue la tercera emitida por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, permisos que han sido debidamente renovados y que se mantienen vigentes para cada una de las dos plantas en operación.
Los presidentes de Seaboard, Armando Rodríguez, y del Parque Ecológico Las Lagunas, Franklin Toribio, se dan las manos durante la jornada de Reforestación y formalizan así el apadrinamiento del emblemático parque.
El presidente de Seaboard, Armando Rodríguez y el director de Comunicaciones, Miguiel Nova, comparten con los estudiantes que participaron en la jornada de reforestaron del Politécnico Lisendra Germosen, de distrito educativo 08-10.